1. Los datos del cuarto trimestre de la Encuesta de Población Activa (EPA) presentan una evolución reciente positiva del mercado de trabajo al tiempo que incluye cifras relativas a los colectivos más vulnerables que enfrentan dificultades que pueden cronificarse, como el paro de larga duración, la temporalidad o la jornada a tiempo parcial no deseada. Incluirlos en la normalización tras la pandemia no es sólo una cuestión de equidad sino, también, imprescindible para aprovechar el capital humano disponible y garantizar mejoras globales del bienestar conjunto de la sociedad.
2. Así, la tasa de participación se sitúa en 63.3% para hombres y 53.9% para las mujeres. En cuanto al empleo, el 56.1% de los hombres en edad de trabajar están ocupados, por el 45.8% de las mujeres. Finalmente, el paro registrado es de 11.8% para hombres y 15% para mujeres, confirmando la peor posición relativa de éstas en el mercado de trabajo.
3. Respecto al trimestre anterior, se observa un aumento de los trabajadores activos (+1.3%) y empleados (+1.8%), junto con una disminución de las personas desempleadas (3.6%). Con respecto al mismo trimestre del año anterior, se registra un aumento de los activos (+0.9%), de los ocupados (+4.3%), y un descenso del 16.6% en el número de personas desempleadas, indicando que este trimestre se ha podido mantener un nivel de actividad económica más cercano al previo a la pandemia.
4. Para el trimestre de referencia, el colectivo de activos potenciales ha registrado una importante reducción (16.2% menos) respecto al trimestre anterior y, sobre todo, con respecto al año anterior (37.7%), indicando que se continua normalizando en gran parte todas las situaciones vinculadas a medidas implementadas de carácter temporal/provisional por el impacto de la pandemia sanitaria.
5. El número de hogares con todos sus miembros activos parados ha disminuido de forma importante (9.6% en el último trimestre, 14.5% en el último año) situándose en 1,023,900 hogares. Estas cifras asociadas con una realidad tan dura puede tener consecuencias importantes tanto en el corto plazo como el medio/largo plazo, por el riesgo de exclusión social que propicia. Además, en casi el 20% de estos hogares conviven menores de edad, con lo que las implicaciones a corto y largo plazo serán más significativas.
6. En este sentido, la ausencia de ingresos se sitúa en 568,400 hogares (con una reducción del 8.7% en el último trimestre), lo que es otra señal de la progresiva recuperación de la actividad económica.
7. Respecto al paro de larga duración, la temporalidad y el trabajo a tiempo parcial han sufrido importantes cambios este trimestre (-8.7%, +0.0% y +1.5%, respectivamente), Este patrón es compatible con la creación de empleos más vulnerables en las primeras fases de la recuperación de la actividad económica, a expensas de que se den las condiciones que permitan su consolidación.
8. Sólo 1 de cada 6 trabajadores a tiempo parcial lo hacen de forma voluntaria, siendo la presencia de las mujeres mayoritaria (3 de cada 4), lo que, de nuevo, apunta a la urgencia de plantear soluciones que mejoren estas cifras de manera significativa.
9. Según los datos recién publicados, uno de cada dos trabajadores a tiempo parcial lo hacen porque no encuentran uno a tiempo completo, y uno de cada seis lo hacen para atender obligaciones personales y familiares. En cuanto a los cuidados de familiares dependientes, son las mujeres jóvenes y adultas las que sufren una brecha mayor, coincidiendo con la edad fértil y la tenencia de sus hijos.
10. Los datos publicados desde el inicio de esta iniciativa vienen confirmando, trimestre a trimestre, que la tenencia de hijos es un factor diferencial en las tasas de participación, paro, empleo y paro registradas. Así, mientras que las tasas de los hombres y mujeres sin hijos son similares, la de los padres y madres muestran una dispersión mucho más significativa en el tramo fértil de las mujeres (ellas sufren una penalización mientras que para ellos observamos tasas más favorables, exacerbando la brecha hasta más allá de los 10 pp).
11. Los últimos datos publicados incluyen señales positivas de recuperación, aunque debemos estar atentos a los colectivos más vulnerables que viven dificultades de acceso (activos potenciales, parados/as de larga duración) y/o permanencia en condiciones estables (temporalidad y/o jornada parcial) en nuestro mercado de trabajo, ante el riesgo de cronificación de estas situaciones, lo que nos obliga a ser cautelosos respecto al futuro próximo.
12. Dado que la realidad que enfrentan los colectivos aquí analizados puede ser muy diferente, parece conveniente considerar las circunstancias personales y familiares específicas de los colectivos afectados para intentar anticipar mejor las distintas derivas que puedan ocasionar políticas laborales universales que no incorporan de forma adecuada estos factores.